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domingo, 26 de febrero de 2017

"Médico de un país: Oswaldo Cruz"


Un médico tímido, Oswaldo Cruz debe haber sufrido con la fama que alcanzó con su trabajo. Reconocido internacionalmente, su legado hoy incontestable, enfrentó una dura batalla e incluso el odio de una ciudad. Hace 100 años, el 11 de febrero de 1917, murió en Petrópolis, ciudad del Estado de Rio de Janeiro (Brasil), víctima de fuertes crisis renales y con tan solo 44 años. Pero solo después de ser el responsable por la fundación de la investigación científica en Brasil, por la erradicación de la peste bubónica y de la fiebre amarilla en el país, así como por hacer que la Salud Pública fuese un concepto eficaz y nacional.


O. Cruz examina microscopio
en el laboratorio de Manguinhos,
observado por Bento Oswaldo Cruz
y por Burle de Figueiredo.
Oswaldo comenzó a trabajar en el laboratorio de bacteriología en la Cátedra de Higiene de la Facultad de Medicina. El 24 de diciembre 1892 defendió su tesis doctoral sobre el tema “Veiculação microbiana pelas águas do Rio de Janeiro” (“Vehiculación microbiana por las aguas de Rio de Janeiro”). En 1893 se casó con Emilia da Fonseca, su novia desde la adolescencia y de origen rico. La pareja tuvo seis hijos, de los cuales tres fueron hombres y siguieron la carrera de su padre. Uno de ellos, Bento, incluso fue a trabajar a su lado.

Sin embargo, solo en 1896 fue capaz de realizar su sueño: especializarse en bacteriología en el Instituto Pasteur de París que, en su momento, reunía los grandes nombres de la ciencia bajo la dirección de Emile Roux, descubridor del suero de la difteria. Después de tres años, regresó a Rio de Janeiro listo para aplicar lo que había aprendido. Con 27 años de edad y el pelo prematuramente canoso, instaló el primer laboratorio clínico en la ciudad. 


Meses más tarde, en octubre de 1899, se produjo en el puerto de Santos una epidemia de peste bubónica, una enfermedad transmitida por la picadura de las pulgas de las ratas infectadas. En diciembre, la plaga llegó a São Paulo y en enero, a Rio de Janeiro. Por lo tanto, era necesario fabricar en Brasil el suero y la vacuna contra la enfermedad - importado de Europa con dificultad. 

La hacienda Manguinhos, en Rio de Janeiro, fue el sitio elegido para instalar el llamado Instituto Nacional Soroterápico. Oswaldo Cruz fue nombrado director técnico. En 1900, el Instituto se abrió. En malas condiciones y con un equipo totalmente improvisado, el suero pronto está listo y se envía a Santos. En 1902, Oswaldo Cruz asume la dirección general de ese Instituto.



Al año siguiente, Oswaldo Cruz es nombrado director general de Salud Pública, cargo que actualmente corresponde al Ministro de Salud. Así que, usando el Instituto Nacional Soroterápico como base de apoyo técnico y científico, llevó a cabo memorables campañas de saneamiento. En pocos meses, la incidencia de la peste bubónica disminuyó con la exterminación de ratas, cuyas pulgas transmitían la enfermedad. En ese momento, el sureste del país también era víctima de la viruela y la fiebre amarilla. 

A pesar de las dificultades, Oswaldo Cruz trabajó para hacer que el laboratorio fuese un centro de investigación de calidad, diseñado para formar a especialistas en enfermedades tropicales, o sea, lo más próximo a lo que sería la primera escuela de Biología y Medicina Experimental de Brasil. Por lo que, ya en 1903, se inició la construcción de un edificio de cinco pisos - estilo morisco, como elección del propio Oswaldo. El edificio, que se puede ver todavía hoy en día en la Avenida Brasil, en la entrada de Rio, fue inaugurado en 1910, pero desde 1908 ya era denominado “Instituto Oswaldo Cruz”.


Para combatir la fiebre amarilla, Oswaldo Cruz enfrentó varios problemas al mismo tiempo. Gran parte de los médicos y la población creía que la enfermedad se transmitía por contacto con la ropa, el sudor, la sangre y las secreciones de los pacientes. Sin embargo, Oswaldo Cruz creía en una nueva teoría: que el transmisor de la fiebre amarilla era un mosquito. Por lo tanto, suspendió las desinfecciones, método tradicional para combatir la enfermedad, y puso en práctica medidas de salud con brigadas que viajaban por las casas, jardines, patios y calles, para eliminar las plagas de insectos.


Su actuación provocó una violenta reacción popular. En la lucha contra la fiebre amarilla implementó medidas de salud a partir de solo 85 hombres, el famoso equipo “matamosquitos”, que llevaba un emblema de una cruz en sus gorras. Ellos recorrieron patios, jardines, áticos y sótanos aplicando insecticida. Lacraban tanques de agua, arrojaron petróleo en charcos de agua y se llevaron pacientes a los hospitales de aislamiento. Fue una verdadera revolución en una ciudad todavía provincial. Oswaldo Cruz finalmente ganó la batalla y, en 1907, la fiebre amarilla se erradicó en Río de Janeiro. 

Campaña contra la fiebre amarilla. RJ (Brasil)

La viruela, a diferencia de la fiebre amarilla, entraba en el país a través de los inmigrantes extranjeros. La vacuna ya era obligatoria en varios países europeos. Y la campaña contra la viruela - una enfermedad causada por un virus que se manifiesta especialmente en invierno - era aún más difícil que la lucha contra la fiebre amarilla. Se explica entonces que el único remedio fuese la vacunación obligatoria – sin embargo, contra ella se levantaron los positivistas, la prensa y el público.

A medida que el Congreso debatía la obligatoriedad o no de la vacuna (descubierta por el médico Inglés Edward Jenner (1749-1823), no menos de 108 años antes) eran crecientes los casos de viruela en la mayor y más importante ciudad brasileña en aquel momento (Rio de Janeiro): en la segunda mitad de 1904, la enfermedad mataba una media de 130 personas por semana. 

En mayo de 1904, Oswaldo Cruz había determinado que los trabajadores de la salud comenzasen a vacunar a la población. Una campaña popular contra la vacunación planteó varios conflictos con detenciones, lesiones y muertes. Las creencias usadas como argumentos en contra de la vacuna fueron muchas: se dijo que el medicamento no funcionaba e incluso que transmitía la sífilis y la tuberculosis. Apelaban también a la moral y las buenas costumbres: en un tiempo en el cual las mujeres ni siquiera mostraban los tobillos, con sus vestidos largos y faldas por debajo de las rodillas, ¿dónde se ha visto vacunar a señoras y chicas jóvenes en las piernas?

Caricatura de Vasco Lima, 1904
Algunas caricaturas mostraban a Oswaldo Cruz como un seductor barato que perseguía a las niñas, intentando vacunarlas con motivos ulteriores. En este clima explotó la llamada “Revuelta de la Vacuna”, apoyada por los cadetes de la Escuela Militar de Rio. Para controlar los disturbios, el Gobierno dio marcha atrás y derogó la vacuna obligatoria, aprobada por el Congreso en octubre de 1904. En 1906, a pesar de la lucha, la enfermedad se considera extinguida, en su forma epidémica, pero la viruela solamente desaparecería de Brasil oficialmente en 1971. 


Su trabajo y su obra de saneamiento público fueron reconocidos internacionalmente en 1907, cuando Oswaldo Cruz recibió la Medalla de Oro de la Exposición Internacional de Higiene en Berlín. A pesar del miedo y de la ignorancia de la población, en 1908 una nueva epidemia de viruela tomó el país. Pero, esa vez, la población buscó los puestos de vacunación de manera espontánea y, por lo tanto, Brasil finalmente reconoció el valor del sanitarista.

En 1909 dejó la Salud Pública y comenzó a dedicarse al Instituto, lanzando grandes expediciones científicas dentro de su propio país, erradicando la fiebre amarilla en Pará y realizando campañas de saneamiento en el Amazonas. Aunque con serios problemas de salud como resultado de graves daños renales, en 1910 pasó ochenta días en el Amazonas, para tratar de reducir los casos de malaria, transmitida por la picadura de un mosquito, que diezmaron a los trabajadores de la construcción del ferrocarril Madeira-Mamoré. Luego se fue a Belén para combatir la fiebre amarilla – aunque esta vez con el apoyo de la población.

En 1911 en Dresden, Alemania, la Exposición Internacional de Higiene le confirió un grado honorario al Instituto Oswaldo Cruz. En 1912, después de asistir a una conferencia en México, Oswaldo Cruz fue elegido miembro de la Academia Brasileña de Letras, para ocupar la silla nº 5.


En 1915, por razones de salud, dejó la dirección del Instituto Oswaldo Cruz y se trasladó a Petrópolis. Un año después fue elegido alcalde de esa ciudad y había ideado un gran plan de urbanización, que no pudo ver construido. En ese mismo año ayudó a fundar la Academia Brasileña de Ciencias. Como consecuencia de una fuerte crisis renal, murió después de completar tan solo un año de mandato como alcalde, en 1917.

De la semilla plantada por Cruz se levantó una institución de investigación científica duradera. En las nueve unidades de la Fundación que llevan su nombre, en la actualidad más de 300 investigadores tratan de aumentar el conocimiento de las enfermedades infecciosas y parasitarias que afectan a la población. Hay vacunas producidas contra el sarampión, la fiebre amarilla, la meningitis (tipo A y C), el cólera, la fiebre tifoidea y la polio. También allí se realizaba el control de calidad de medicamentos y alimentos. La Fundación, conocida como la Fiocruz, también operaba un hospital especializado en enfermedades infecciosas. Al igual que todas las instituciones de investigación en Brasil, que dependen del Gobierno, la Fundación Fiocruz pasaba, de vez en cuando, por períodos de escasez. 

Pero nada comparable al período conocido como “Massacre de Manguinhos”, es decir, la persecución que sufrieron sus científicos durante el gobierno militar Medici (1969-1974). Muchos fueron despojados de sus derechos políticos, perdieron sus puestos de trabajo y se vieron obligados a abandonar el país. Tan solo a finales de los años 80 se recuperaron las condiciones de trabajo de antes. Desde el descubrimiento del Trypanosoma cruzi por Carlos Chagas (bautizado así en homenaje a Oswaldo Cruz), en 1909, pasando por la cura de la leishmaniasis (enfermedad infecciosa causada por parásitos), en 1913, y llegando hasta la fabricación de kits para el diagnóstico del SIDA, en 1987, Manguinhos recoge una larga lista de los logros de la dedicación de su fundador. 

Después de su muerte fue honrado en la capital de São Paulo (Brasil), con la Plaza Oswaldo Cruz, al comienzo de la Avenida Paulista. Asimismo, una ciudad situada en el Estado de São Paulo también tiene su nombre. En la ciudad de Rio de Janeiro, una estación de tren, una avenida, un barrio y varias escuelas llevan el nombre de Oswaldo Cruz, más allá del citado Instituto Soroterápico (ahora Fundación Fiocruz), que él mismo creó.

En 1913 se fundó el “Centro Académico de Oswaldo Cruz”, órgano de representación de los estudiantes de medicina de la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo (USP). Años más tarde, en 1936, el higienista tendría acuñada su efigie en la moneda brasileña de 400 réis y, en 1986, sería impresa en los billetes de CZ $ 50.00 (cincuenta cruzados). Ya en 1983, la Marina brasileña lo distinguiría dando su nombre al buque-hospital “NAsH Oswaldo Cruz (U-18)”, que opera hasta hoy en los ríos de la Amazonia de la ciudad de Manaus.

Buque-hospital atendiendo a la población. Abril, 2010

Nervioso, ansioso, impaciente e hipertenso, Oswaldo Cruz probablemente se indignaría, una vez más, al saber que a lo largo de este siglo a menudo fueron pocos los que se hicieron cargo de la Salud Pública en Brasil con la misma garra que él o que siguen faltando las inversiones en salud pública y social en el país y que vivimos – de nuevo – una batalla nacional contra un mosquito (actualmente la lucha es contra el Aedes aegypti). 

Mariana B
Bloguera biográfica

Bibliografía:

Adaptado de varias fuentes

1 comentario:

  1. Una biografía muy interesante. No conocía la labor de este médico que, sin duda, ha sido importantísima no solo para Brasil sino para el mundo entero. Merecido reconocimiento con tu post, Mariana.

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